“Al que madruga, Dios lo ayuda” y en este caso el dicho también te podrá ayudar a reducir el monto de tu recibo de luz. Mientras más temprano hagas tus tareas, en la tarde-noche ya no necesitarás usar tanto la luz eléctrica. 

Aunque no estén encendidos, los aparatos electrónicos que permanecen conectados todo el tiempo gastan una pequeña cantidad de energía que al acumularla anualmente te podrá sorprender. 

Las cargas de los celulares gastan mucha energía y aumentan considerablemente el precio de la luz. Por ello te conviene utilizar cualquier dispositivo móvil con el nivel de brillo más bajo; de esta manera evitarás conectarlo a la corriente eléctrica más veces de lo que acostumbras.

La cocción de un alimento regular tarda el doble de tiempo cuando no tiene una tapa encima. Para no gastar tanto gas se aconseja tapar siempre las ollas y sartenes.

Las fugas hormiga en los recibos salen de los lugares menos inesperados. Para que esto no te suceda, verifica siempre que el refrigerador quede bien cerrado después de usarlo y que el calentador esté apagado si nadie requiere bañarse.

Seguramente te ha pasado que al ir a hacer las compras para la despensa ves algo que llama tu atención, pero ahora que estás empezando a adaptar hábitos de ahorro, ¡pregúntate primero si realmente lo necesitas comprar o solo es un impulso!